
Tremendo debate, pero sobre todo indignación levantó mi artículo de la semana pasada, debo agradecer todos los comentarios y pedir disculpas por utilizar términos poco adecuados para referirme al candidato de las izquierdas, el Licenciado Andrés Manuel López Obrador; de lo que no me retracto es de clasificarlo como un candidato que exagera la importancia de la intervención del gobierno, cuya política económica no conseguirá el beneficio a largo plazo de la población, sino simplemente la alegría momentánea, con cargo a generaciones futuras (vean lo que ocurre en Grecia, España, Irlanda, Italia, Reino Unido y recientemente Francia). En aras de la imparcialidad y mostrar mi sincero interés por informar a los lectores sobre las principales propuestas en materia económica de los candidatos presidenciales, le toca el turno a Enrique Peña Nieto (EPN).
Antes de iniciar, aclarar que mi principal fuente de información es el portal oficial del candidato, ya que supongo que sus propuestas deben ser públicas y estar disponibles en su página. Aclarado este punto, le informo que al igual que con López Obrador, la página ofrece poco para el análisis, está llena de recursos para sus seguidores, los cuales obviamente no cuestionan al candidato y le dan ciegamente su respaldo. A diferencia de mi artículo anterior, para no tener problemas y recibir insultos, advierto que si usted es priista mejor no lea este artículo, ya que no importan las evidencias, su “corazón” está con su candidato. El artículo está dirigido a aquellos que quieren tomar una decisión de voto y les parece relevante la opinión de un servidor.
Primer aspecto a considerar, EPN estudió una Licenciatura en Derecho, lo que es congruente con su profesión de político, pero después una Maestría en Administración de Empresas, lo que definitivamente es incongruente con su ejercicio profesional; no obstante, esta formación adicional en algo puede ayudarle al momento de tomar decisiones relevantes. De suma importancia es conocer que estos dos grados los obtuvo en universidades privadas mexicanas. A diferencia de Obrador, no se sabe quienes serán los responsables de la Secretaría de Hacienda y Economía en caso de que obtenga el triunfo, por lo tanto es un misterio la calidad del respaldo profesional que recibiría, esto me parece juega en su contra ya que lo ideal es votar por la persona y el equipo que dirige. Un poco de luz a este respecto es considerar en alguna de las Secretarías anteriores a su actual coordinador de campaña, el Dr. Luis Videgaray Caso, economista especializado en finanzas, egresado nada menos que del famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Respecto a la propuesta, en su página, la sección de mayor utilidad es la denominada “Mis compromisos nacionales”, algún lector pensará ¿están firmados ante Notario Público? Al parecer sí, aunque no creo que eso sirva de mucho, salvo para causar risa y diversión entre los ciudadanos, ya que sabemos que los notarios son personajes designados por los políticos y responden a sus intereses (un punto que debemos corregir para tener una mejor economía). Dejando esto a un lado, EPN dice comprometerse con crecer y generar más empleos, en lo que estoy totalmente de acuerdo con él –pero eso dicen todos.
Para crecer y generar más empleos asegura que implementará seis acciones: 1) créditos de la banca de desarrollo para mujeres emprendedoras; 2) construcción y operación del Centro Nacional de Investigación y Certificación de Materiales Compuestos para la Industria Aeronáutica; 3) fortalecer la conectividad aérea, marítima y ferroviaria del país para acelerar el crecimiento del turismo, 4) crear el Instituto Nacional del Emprendedor para el crédito, formación y capacitación de los emprendedores; 5) crear el Consejo Nacional Consultivo para el Crecimiento Económico y el Empleo de México y 6) reforma energética para disminuir las tarifas eléctricas en beneficio de la población y la industria.
Los punto 1 y 4 me parecen tan populistas como las ideas de Obrador. Se debe tener mucho cuidado con el uso de la banca de desarrollo, en el pasado, cuando se creó, fue una forma de financiamiento de los grupos de búsqueda de rentas y no cumplió con su misión de fortalecer la actividad económica, por ello poco a poco se fue desmantelando, cosa que a los grupos favorecidos por la banca no les causó gracia. Durante muchos años la banca de desarrollo enriqueció a unos cuantos y empobreció a muchos. Otra cosa que no se entiende de esta propuesta es por qué sólo mujeres, ¿Qué acaso los hombres no son emprendedores? ¿O es qué los programas existentes enfocados a ellos son sumamente exitosos? La propuesta tiene la apariencia de simple demagogia y de aquí su clasificación como populista.
El punto 4 implica crear una nueva burocracia, lo que nunca es deseable, todos sabemos que más gobierno siempre conduce al deterioro de nuestro bienestar, excepto si somos parte de un grupo de búsqueda de rentas (burócratas en este caso). Es cierto que se requiere crédito para los emprendedores, pero para ello basta con poner a funcionar las actuales instancias gubernamentales responsables de tal tarea, no existe necesidad de crear una nueva, ya que de crearse, lo que seguramente sucedería es que la mayoría del presupuesto asignado se gastaría en salarios y mantenimiento de la nueva burocracia y apenas una parte marginal a créditos y capacitación para emprendedores.
Respecto a la necesidad de crédito para los emprendedores, una mejor estrategia sería fomentar la competencia en el ámbito financiero, fortaleciendo a los bancos, cajas populares y otros intermediarios para que el costo del dinero sea menor y se facilite el acceso el crédito. Adicional a esto, puede proponerse una política monetaria más laxa, en la medida en que la economía se encuentra estable y la inflación está suficientemente controlada –por supuesto, poniendo atención en el comportamiento del mercado para no abusar de este instrumento.
Antes de continuar, haciendo uso de las ideas de mi colega y amigo Arturo Damn, le quiero aclarar que en economía existen tres verdades que son irrefutables. La primera es que no hay tal cosa como una “comida gratis”, esto aplicado a las propuestas de los candidatos significa que si un personaje como EPN ofrece beneficios para ciertos grupos de la población (por ejemplo: mujeres emprendedoras, la industria aeronáutica), esos grupos u otros tendrán que pagar un precio o costo de tal acción. Nada en la vida es gratuito y menos viniendo del gobierno que financia su gasto por medio de los impuestos, la deuda o la impresión de circulante. Por lo tanto, cuando se revisan las propuestas de los candidatos deben realizarse las siguientes preguntas: ¿A quién benefician? ¿A quién perjudican? ¿Cuánto cuestan? Y ¿Quién las paga?
La segunda verdad es que no hay algo que un gobierno le de a un gobernado que previamente no le haya quitado a otro. El gobierno y en este caso EPN, si gana, no puede darle todo a todos, y peor aún, cuando alguien recibe algo no es gratis. El gobierno le quita a unos para darle a otros, pongamos un simple ejemplo: una microempresaria del ramo papelero en el Estado de México trabaja todos los días con gran energía y el gobierno federal aparece en escena, le cobra impuestos, para garantizarle “servicios públicos de enorme calidad”, el dinero que la federación recibe los traslada vía subsidios a los miembros de la CTM que con pasión apoyaron a EPN en su campaña, de esta forma la riqueza generada por la microempresaria mexiquense es trasladada a los buscadores de rentas con la ayuda del gobierno, que en ningún caso creo riqueza, solo la distribuyó siguiendo un criterio estrictamente político.
Cuando un candidato como EPN promete el cielo y las estrellas, los ciudadanos debemos preguntarnos de dónde saldrán los recursos para cumplir sus promesas, considerando que ningún gobierno es capaz de darle todo a todos. Recuerde, lo que el gobierno nos da a alguien se lo quito y no sólo eso, cobra una “comisión” por ello. De aquí el temor que me da cuando veo exceso de intervencionismo en las propuestas. Cuando dejamos que el gobierno se magnifique, pensando que resolverá nuestras vidas, debemos aceptar que existirá corrupción, ya que los grupos que le controlan tratarán de quedarse con la mayor parte del pastel y repartirán lo menos que puedan; aún y cuando no hubiera corrupción, la redistribución que lleva a cabo el gobierno puede no ser eficiente y conducirnos al subdesarrollo, tal y como fue en los más de 70 años de administraciones tricolores.
La tercera verdad en economía es que ningún gobernante paga lo que debe. Lo anterior causa un riesgo moral, crea incentivos negativos para que los gobernantes actúen de forma irresponsable en materia de endeudamiento. Lo anterior significa que alguien puede prometer y cumplir, pero cargarlo todo a la deuda. Esto es, en cierta forma lo que pasó en el Estado de México, donde fue gobernador EPN. Al inicio de su gestión la deuda pública total era de 31,479 millones de pesos y al término de su mandato 40,738 millones de pesos. Incremento de la deuda que no se correspondió con una mejoría en las condiciones económicas y de bienestar de la población mexiquense (en el 2008 había 6 millones 498 mil personas en situación de pobreza y 6 millones 533 mil personas en el 2010).
Dentro de la propuesta de EPN existe un tema bastante controvertido, la reforma energética, básicamente propone reducir el precio de la energía. Lo anterior a través de la incorporación de capital privado en la explotación de petróleo, algo que ha dado resultados en Brasil y ha servido para incrementar la competitividad. En este punto creo que hace bien al no sugerir la privatización total de la empresa, ya que esa medida no es posible en un México empapado de las ideas nacionalistas revolucionarias, precisamente creadas por su partido. Es prudente proponer modernizar Pemex e incorporar capital privado. No obstante, me pregunto ¿si en el pasado no lo hicieron los presidentes emanados de su partido, lo hará ahora? Pemex es el símbolo prístino de la corrupción en México y de nuestro origen nacional-revolucionario.
Tratando de parecer un candidato serio y en cierta forma el favorito de los inversionistas internacionales (recuerde su llamado al Foro Económico Mundial de Davos, Suiza), en enero de este año presentó un decálogo de lo que sería su política económica: 1) mantener la estabilidad macroeconómica; 2) fomentar la competencia económica; 3) impulsar a México como una potencia energética; 4) invertir en capital humano; 5) aumentar el nivel de crédito; 6) duplicar la inversión en infraestructura; 7) reducir la economía informal; 8) diseñar una nueva estrategia de comercio exterior para competir con China y la India; 9) tener una nueva política económica; y 10) realizar una reforma fiscal integral.
Todo lo anterior me parece estupendo, de hecho en ello coincidimos muchos académicos responsables, la pregunta es ¿le creemos? Los fantasmas de su pasado y los de su partido parecen condenarlo, es difícil creer que los priistas han cambiado, que ahora sí son honestos, que ahora sí cumplen sus promesas, que ahora sí reconocerán el mérito y dejarán de lado el nepotismo, el favoritismo y todas aquellas prácticas corruptas que los han hecho famosos y deteriorado al país. Cuesta trabajo creer en sus propuestas, EPN, como todos los demás candidatos está sujeto a la hipótesis del fementido. Amigo lector en julio usted decida quien es el menos falso.
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Esmeralda (miércoles, 09 mayo 2012 18:05)
Gracias por su artículo, disfrute su lectura
Isaac Leobardo Sánchez Juárez (miércoles, 09 mayo 2012 18:10)
Apreciada Esmeralda:
Agradezco la lectura, si te parece importante puedes difundirlo en las redes sociales dando click en los botones que aparecen en la parte superior, debajo del título del artículo, gracias!
M Mendoza (jueves, 10 mayo 2012 13:46)
Como bien diría A G. La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer. Gracias por su buen artículo, como siempre para poder encaminarnos a la indagación y a la toma de una buena decisión.
Edgar Montaño (jueves, 10 mayo 2012 16:14)
" ... Quien es el menos falso."
Con 4 candidatos donde 2 traen arrastrando historia no muy favorable por parte de sus partidos, 1 de izquierda que solo quiere cambiar la forma de gobierno ( lo cual sabemos es algo dificil) y un ultimo que la verdad practicamente nadie lo toma encerio... Usted cual consideraría menos falso?
Yo pienso que aunque esta practicamente dada la victoria de EPN mas por seguidores partidistas que por la busca del "mejor" Quadri seria una buena opción, o por lo menos algun partido distinto el cual si se le da una oportunidad haber como resulta, o que opina usted profesor?
Por cierto, muy buen articulo.
Jose Guerrero (lunes, 14 mayo 2012 13:14)
Me gusto el artículo de los tres candidatos la verdad lo sentí tendencioso hacia el PAN, pero bueno considerando considerando su grado de estudios, ya que usted no es periodista si no cuenta con el grado de Doctor y pudo ser más profundo a solo valerse de solo páginas de los partidos políticos, donde encontramos propuestas populistas incluyendo en los partidos de derecha. Algo que me pareció “incongruente” fue que realice una calificación por nivel de estudios: [Licenciatura en derecho “congruente” y Maestría en Administración de Empresas “Incongruente”], o la crítica a AMLO por solo tener Licenciatura. Con todo el respeto que se merece se me hace una manera muy ingenua atreverse a calificar de esa manera ya que lo importante es conocer por lo menos la canasta básica o si estudio una Licenciatura en Derecho no conozca EPN el significado de la palabra “anomia”. Está de más o pensar que es congruente por el grado de estudios que puede tener un presidente, es poco relevante, debería tener más cuidado en eso y ser más minucioso en el equipo de trabajo como ud. mismo dices“ lo ideal es votar por la persona y el equipo que dirige” .Un ejemplo claro es el Dr. Carlos Salinas de Gortari empezó con un tipo de cambio $2,483 a $3,375 con una devaluación de 36% y el Dr. Ernesto Zedillo Ponce de $3.37 a $9.45 con una devaluación de 180% . Le pregunto a Ud. de manera directa ¿existe una correlación del grado de estudios de un presidente con la estabilidad económica de México?
Isaac Leobardo Sánchez Juárez (lunes, 14 mayo 2012 14:07)
Estimado José Guerrero:
Usé la información de los portales porque es la información disponible, aquella a la que todo ciudadano tiene acceso. Ninguno de los candidatos tiene un documento serio en el que detalle sus propuestas, esa es una de las principales debilidades de nuestra democracia.
Respecto al tema de la formación profesional, como profesor universitario evidentemente le doy un gran peso a ello, sería contradictorio decir que es más competente un licenciado que un maestro. Si el sistema funciona bien, lo que depende de la universidad o colegio, a mayor grado de estudios existe mayor competencia.
Respecto a tu pregunta, vuelvo aclararte que la estabilidad, es uno de los mayores logros de la historia reciente de México, algo que fue posible gracias a 2 doctores en economía, el primero Guillermo Ortíz y el segundo Agustín Carstens. Pero debo ser sincero y decir que están reprobados en materia de crecimiento y empleo.
Lo ocurrido en el periodo 1989-2000 se puede explicar por circunstancias políticas y no económicas, en ese periodo los actores públicos estuvieron sumamente inquietos y generaron un exceso de incertidumbre que la postre se reflejó en una masiva salida de capitales que deterioró el valor del tipo de cambio.
Finalmente, respecto a tu pregunta de la correlación, sería deshonesto darte una respuesta, ya que ello implica la realización de un ejercicio econométrico con datos de por lo menos 100 años y estaría mejor planeada como ¿existe correlación entre el grado de estudios de los presidentes de México y los resultados económicos obtenidos?
Gracias y tomo en cuenta todas tus críticas para mejorar, con el mejor de los ánimos. Mis mejores deseos.
María de Lourdes Torres Villegas (miércoles, 30 mayo 2012 13:13)
El grado que Usted ostenta le da autoridad, yo también soy académica y estoy por obtener el doctorado; sin embargo, sí me surge la pregunta ¿Cuál estabilidad macro-económica a continuar? ¿En qué País vive? ¿Cómo hará todo esto un candidato que da claras muestras de ser un títere? ¿A qué intereses responde Usted y cómo se ha visto beneficiado con el sistema neoliberal que no da respuesta a las necesidades de las grandes mayorías de la población mundial. Sí, su artículo está impecablemente escrito como corresponde a su grado académico, pero está impregnado de una ideología caduca.
Isaac Leobardo Sánchez Juárez (miércoles, 30 mayo 2012 15:33)
Apreciada María de Lourdes:
Primero agradecer su comentario y disposición para el intercambio de ideas. Le felicito por su próxima obtención de grado, sin duda contribuirá al desarrollo del país y el suyo.
Respecto a la estabilidad, se que es un tema delicado y complejo, que esto para muchos no es un bien, pero déjeme decirle que si lo es y tiene importantes repercusiones en el bienestar de las personas. Veamos: a principios de los ochenta la tasa de inflación llegó a rebasar la barrera de los 2 dígitos, con lo que la incertidumbre era mayor y no existían condiciones para la realización de previsiones, hoy en día la inflación es de un 4% promedio anual y podemos con facilidad realizar proyecciones de lo que será nuestro futuro. Esto es particularmente conveniente para los más de 20 millones de mexicanos que no son pobres según el CONEVAL, pero también para los pobres ya que no se deteriora tanto su salario real, al menos por esa vía, porque resulta que donde no se ha trabajado es en la eliminación del salario mínimo, mecanismo que impide que el trabajador perciba mejoras salariales a pesar de la baja tasa de inflación.
Aún más, la estabilidad de los últimos años ha permitido que millones de mexicanos puedan adquirir los bienes que ocupan, me refiero básicamente a una casa, ya que las tasas de interés, aunque siguen siendo altas, permanecen estables y eso facilita el que los bancos ofrezcan créditos hipotecarios a tasas fijas.
La misma estabilidad ha permitido que crisis externas sean menos dolorosas para todos, como la experimentada recientemente en EE.UU. y la que viene en Europa por la salida de Grecia.
Por otra parte, la estabilidad ha sido lograda a costa de un menor crecimiento económico y eso lo digo en el artículo con total claridad. Su servidor es uno de los principales analistas del bajo crecimiento en México y tengo escrito un libro en relación a ese tema.
Aclaro que la política macroeconómica debe ser modificada para lograr conciliar la estabilidad con el crecimiento económico. Estoy consciente de los más de 55 millones de personas en pobreza. Mis intereses son un México pacífico, democrático y competitivo.
Soy un investigador nacional pagado con recursos públicos y debo responder a la gente, es cierto que como toda persona tengo una ideología, pero trato de ser imparcial. Soy una persona que valora el mercado y la competencia, pero que también reconoce la importante función realizada por el Estado y las instituciones.
Reitero el agradecimiento a sus comentarios y espero pueda volver a escribirme pronto porque me ha dejado pensando y ello conduce siempre a mejoras.
Mis mejores deseos para usted.
Roger Darío (miércoles, 24 octubre 2012 23:52)
Como el comentario es un poco extenso, lo dividiré en varias entradas.
Primero, lo felicito por mantener la ética del diálogo interactivo, ante el ímpetu de los comentarios. Usted deberá suponer que, a tenor con la cruda realidad mexicana actual, hasta el más flemático de los filósofos se inmutaría frente a cualquier ambigüedad o explicación que no esté en armonía con las circunstancias agraviantes en las cuales se vive. Sobre todo, cuando se pone en tela de juicio la única luz que resalta en tanta oscuridad: el Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Usted plantea que para llegar al fondo de los problemas hay que ser imparcial. Sin embargo, su fino análisis económico se queda en el marco de la apología. En ese sentido, no muestra tal imparcialidad, porque, tal vez, inconscientemente, sus observaciones y discernimientos se ajustan a una Economía Política acientífica, dejando en el tapete de sus observaciones que un cambio de concepción o dirección de la macroeconomía o regulaciones del mercado y la competencia, sobre la base del mismo modo de producción, podrían ofrecer un mejor destino a la economía y sociedad mexicanas.
Para llegar al fondo del meollo, no basta con querer ser imparcial, tenemos que despojarnos de todo prejuicio e ideología que obstruya el camino hacia la verdad, si en realidad es eso lo que perseguimos y no fórmulas que parchen al decadente sistema de producción capitalista.
Me quito el sombrero ante la personalidad histórica de AMLO. Sin embargo, coincido en que a la hora de estudiar la realidad, en aras de hallar los artificios que nos conduzcan a la verdad, no debemos escatimar en cuestionarlo todo, en buena lid.
En México es muy difícil hacer pronósticos basados en el respaldo titular de los individuos. O sea, en un sistema que se ubica entre los más pésimos del mundo, asociado al estado corruptivo en que se encuentran las relaciones sociales —donde si la moral y la conciencia tienen precio, que esperar de un papel certificado—, un título académico no es un medidor diáfano del nivel cultural general, científico-técnico o profesional de la persona a quien valoramos, considero más prudente asumir como prueba fidedigna sus acciones. En ese caso, abogo por Obrador, a pesar de las lagunas ideológicas, políticas, teóricas, etc., que puedan tener su discurso y proyecto de nación. Solo basta con revisar sus propuestas, sus campañas y los materiales publicados, en los cuales se aprecia no solo a un simple licenciado, sino a un humanista con sentido común con tremendas ganas de ayudar a su patria. Por el lado de EPN, quien aparece poco en vivo ante el público, reconoció que entre los libros que marcaron su vida estaba la bíblica —pero que solo había leído unos pasajes— y otra que probablemente su autor lo demandará por cambiar su nombre. En realidad el segundo no ha dado señales de poseer la competencia intelectual y moral necesaria para dirigir una nación. No obstante, valorar a uno o a otro solo conduce a un análisis superficial de las circunstancias, no al fondo de los problemas.
Roger Darío (miércoles, 24 octubre 2012 23:55)
Para centrarnos en el objeto principal expositivo del artículo, considero que las relaciones económicas son las que condicionan a los demás tipos de relaciones: políticas, sociales, religiosas, culturales, etc. En ese caso, teniendo en cuenta que México, contradictoriamente, sin haber desarrollado a plenitud sus fuerzas productivas, se ha estructurado en un Capitalismo Monopolista de Estado —fase superior del modo de producción capitalista—, insertado en la globalización neoliberal, es improcedente el supuesto de que en el Estado mexicano —con cualquier persona en la silla presidencial, sea del PRI, del PAN, del PRD o, incluso, del MORENA— está la solución de los más acuciantes problemas que afectan a la sociedad, como la estabilidad económica, el alza de los salarios, la reducción de la pobreza, etc. Eso hay que desecharlo por completo, porque la tecnocracia de los monopolios y las transnacionales son los que administran el país, por regla del sistema económico imperante.
Con la preminencia de los monopolios y oligopolios —autóctonos o transnacionales—, desaparece la libre competencia y el libre mercado. Por ende, hablar de esto, en el México actual, resulta demagógico. El afán desmedido de los monopolios por aumentar la cuota de ganancias, conlleva a una gran acumulación y concentración de capitales, en un estrecho grupo de capitalistas que son los, que en la realidad, controlan la economía y, por consiguiente, todo el país, concentrados más en ecuaciones y fórmulas matemáticas que en cómo conducir la economía mexicana hacia el progreso y en satisfacer las necesidades materiales y espirituales de la sociedad.
La unión del capital bancario, industrial y comercial (oligarquías financieras), no deja margen para que las demás clases sociales (burguesía media: comerciantes, propietarios de inmuebles, restaurantes, pequeños empresarios; la clase asalariada: obreros industriales, bancarios, del comercio y de los servicios; y los campesinos, etc.) puedan participar de todas las prerrogativas crediticias y, mucho menos, aspirar a una mejor calidad de vida. Estos monopolios tienden, por la misma dialéctica del mercado y la competencia capitalista, a acopar todas las ramas de la economía y dominar el mercado, desplazando a los menos potentados, quienes van quedando rezagados hasta el punto de quebrar y, en muchos casos, pasar a engrosar la masa de obreros asalariados.
El neoliberalismo, reduce cuasi por completo el papel del Estado. Además, tiende a privatizar todos los puntos clave de la economía, lo que el propio Estado impulsa mediante las facultades ejecutivas que el sistema le otorga, con la total anuencia y respaldo de los poderes legislativo y judicial, tal y como se ha comprobado en los últimos sucesos acaecidos en los contextos electoral, laboral y económico de los últimos años, en nuestro país. Este solo se limita a la aplicación de reformas y leyes que solo benefician a los monopolios y transnacionales. En lo económico, solo interviene cuando hay crisis, pero, para inyectar a los bancos con dinero del ahorro público, o sea, para socializar las crisis de superproducción inherentes al sistema.
Es un absurdo pensar en una remota posibilidad de aumentos salariales, ni mucho menos en una participación masiva en las operaciones crediticias. Primero, el desarrollo cada vez más acelerado de los medios de producción, en estrecho vínculo con los avances tecnológicos, implica un aumento del capital orgánico y, por consiguiente, un aumento de superpoblación flotante (desempleados). O sea, lo que antes hacían 1000 obreros, hoy, con el desarrollo de las máquinas y la tecnología, se reduce a la mitad, o menos. En ese sentido, se comprime la cuota de ganancias que la explotación de los obreros genera, lo que conduce a la necesidad de la concentración y fusión de capitales.
Roger Darío (miércoles, 24 octubre 2012 23:57)
En la industria, el proceso de acumulación de capitales presupone necesariamente la reducción relativa de la demanda de la fuerza de trabajo. A diferencia de esto, el desarrollo del capitalismo en la agricultura provoca la reducción absoluta del contingente de obreros. La reducción absoluta de la demanda de mano de obra rural se debe, ante todo, a que el capital, al apoderarse de la producción agropecuaria y destruir las formas patriarcales, suprime a la vez la producción rural doméstica. Se opera un proceso de expropiación de los campesinos. A la vez, la industria se separa más y más de la agricultura. A medida que se desarrollan las fuerzas productivas, una parte cada vez mayor del trabajo social se incorpora a la fabricación de medios de producción necesarios para realizar la reproducción ampliada tanto en la industria como en la agricultura. Por cuanto, los instrumentos de trabajo se producen sólo en la industria, esta atrae a una masa creciente de fuerza de trabajo, y la acumulación del capital va acompañada de un desplazamiento de la fuerza de trabajo y a la creación de cinturones de pobreza en zonas aledañas a las ciudades.
Contradictoriamente, el aumento del capital orgánico, o sea, más capital constante (medios de producción, tecnología) en detrimento del capital variable (fuerza de trabajo), trae aparejado una separación indefinida de los actos de venta y compra, propiciando que se rompa el ciclo lineal de la reproducción ampliada del capital: producción-distribución-cambio-consumo. Ello conlleva a un estancamiento de mercancías en los mercados, ya que, ¿quiénes constituyen el mayor potencial consumidor? Por supuesto, la gran masa asalariada que, con bajos ingresos o desempleada no tiene poder adquisitivo para comprar.
Como los capitalistas industriales no necesitan, para la reproducción ampliada de sus capitales, que sus mercancías se realicen en el mercado, o sea, que se vendan, sus socios bancarios vuelven a otorgarles significativos servicios crediticios con los ahorros de la sociedad. Y así, prosigue una y una vez más, hasta que el sistema colapsa. Esto lleva a las crisis cíclicas del sistema, de las cuales, solo se sale, con la intervención del Estado, el cual, en nuestro caso, lo está haciendo aplicando medidas nada nuevas —típicas del modo de producción capitalista, pero, asesoradas por el imperialismo yanqui y el corporativismo globalizado— como los recortes presupuestales a los sectores públicos, reformas laborales, alza de precios, elevación de impuestos, etc. O sea, sometiendo a la sociedad a que paguen lo que unos pocos causaron. En adición, con la mega-dosis de manipulación mediática, que ha convertido las mayores pasiones mexicanas (el fútbol y las telenovelas) en la mayor herramienta de enajenación de las masas, sumado a la excesiva campaña de inducción de comportamientos, necesidades, gustos y actitudes en detrimento del desarrollo de la capacidad de análisis lógico y reflexión de los problemas. Todo previsto conscientemente por los que poseen el poder de controlar las mentes, los cuales se han valido de las ciencias de la psicología, la sociología, la filosofía, antropología, etc., para, en estrecha armonía con los sistemas deficientes de enseñanza, generar mano de obra barata, manipulable, resignada, conformista y, por consiguiente, sin aspiraciones ni deseos de transformar la realidad.
Roger Darío (miércoles, 24 octubre 2012 23:58)
Obviamente, la producción anárquica de las empresas capitalistas, la desigual competencia y el control monopolista conllevan a una excesiva reducción del potencial consumidor y, por ende, al aumento de la superpoblación estancada. La fuente constante de esta superpoblación son los obreros excedentes de la industria y la agricultura. Constituyen ese excedente, en primer término, los obreros de las ramas que se van extinguiendo y también los obreros que pierden parcialmente la capacidad de trabajar. Estas categorías de obreros son los que tienen menos posibilidades de colocarse. La situación sin salida de tales obreros permite a los capitalistas aprovechar a una parte de ellos en las ramas de la producción en las que la jornada laboral llega al máximo y la remuneración es la mínima.
Lo más significativo de esto, es que este fenómeno no es solo una consecuencia del sistema en que vivimos, sino una necesidad del mismo, por lo que nunca, bajo estas condiciones, se hará nada serio para erradicar la pobreza, la desigualdad extrema, y convertir a la economía mexicana en una maquinaria productiva, eficiente y dinámica al servicio de los mexicanos.
Como se puede apreciar, a grosso modo, para aspirar a algún tipo de mejora, habría que transformar por completo la base económica de la sociedad mexicana, la cual abriga disímiles contradicciones en su seno (el modo en que se producen los bienes materiales [social] y las relaciones de propiedad [privadas]). Ello conllevaría a un cambio gradual en la superestructura (en la política, en la educación, en la cultura, en el arte, en lo jurídico, etc.) Ambas son separadas en la actualidad cuando se efectúa cualquier análisis, sin embargo, están estrechamente ligadas, o más bien, condicionada la segunda por la primera, no desde arriba como piensa la mayoría.
Eso quiere decir, que no es un cambio de partido, ni de presidente lo que se necesita para arreglar las cosas: es transformar radical o gradualmente la base o estructura económica de la sociedad, hacia una economía planificada según las necesidades y potencialidades de la nación. Estamos hablando de un sistema donde no exista la propiedad privada sobre los medios de producción, donde se trabaje para satisfacer necesidades objetivas de la sociedad, con la debida preparación profesional y organización del trabajo, y no para satisfacer el afán desmedido de obtención de ganancias de unos pocos. Estamos hablando del papel protagónico del Estado en la dirección del progreso económico y social de la nación, cuyas figuras deberán ser representantes elegidos por el pueblo, por su capacidad, méritos y virtudes. Nos referimos al control absoluto, por parte del Estado-nación, de los recursos naturales, regularización y control de los mercados, control dirigente de las operaciones crediticias en beneficio del país, truncar por completo la excesiva fuga de capitales, depurar los convenios internacionales acorde a las necesidades socio-económicas del país, equilibrar las inversiones del capital extranjero y fomentarlas hacia diversas ramas de la economía, estableciéndolas bajo las regulaciones pertinentes en materia medioambiental, jurídica, cultural, social, laboral, etc., y en condiciones económicas favorables para ambas partes, sanear las finanzas basadas en la producción de bienes materiales, en los servicios, incrementando las exportaciones y no en operaciones crediticias especulativas.
En conclusión, cero monopolios, oligopolios, oligarquías financieras, capitalismo y neoliberalismo a la mexicana e injerencia extranjera en los asuntos nacionales. Cuando se llegue a superar esos males, entonces se podrá pensar en un sistema de enseñanza científico sobre la base de una educación en valores morales humanos generales, en un sistema de salud avanzado al alcance de todos, en garantías laborales y sociales básicas, en un sistema político democrático y participativo, y en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Empero, a pesar de mi entusiasmo, respeto el criterio ajeno. Esta es mi modesta contribución al debate. En cuanto a la categoría académica o científica de este servidor, denme la que ustedes consideren más ajustada, según mi comentario.
Isaac Leobardo Sánchez Juárez (jueves, 25 octubre 2012 11:52)
Apreciado Roger Darío:
Debo agradecer lo atinado de sus comentarios, debido a mis actividades no puedo responderle como merece, pero celebro sus contribuciones. La forma en la que escribe y reflexiona es digna de admiración y reconocimiento, los grados, en este sentido, son poco importantes.
¡Un abrazo y mis mejores deseos!