Empezamos mal el 2016 con una depreciación histórica de nuestra moneda, el pasado 10 de enero, alcanzó un valor de 18.20 pesos por dólar a la venta, recordemos que en junio del 2015, la paridad era de 15.80 pesos por dólar, con lo que en siete meses hemos visto un incremento de 2.40 pesos o bien de 15%. Si recorremos el periodo inicial a 2013, la depreciación es aun mayor (en el recuerdo quedan los 3 pesitos por dólar de la década de los noventa).
Escribo esta nota en el blog para explicar lo que esto significa para nuestras vidas. En primer lugar aclarar que el tipo de cambio es uno de los indicadores clave de la economía, debido a que en la medida en que aumente su valor los precios de los bienes que importamos se encarecen, lo que sería poco importante si fuéramos un país caracterizado por la producción de todos los bienes que consumimos, pero no lo somos. Una buena parte de los productos que adquirimos, sobre todos los durables son comprados en el exterior, esto es particularmente grave para los empresarios, quienes al comprar más caro sus insumos y lo que nos venden, deciden trasladar el incremento en el precio a los consumidores, o sea, a la gran mayoría de nosotros.
Así como importamos, también exportamos, por lo que la depreciación tiende a favorecer nuestras exportaciones, ya que las vuelve en términos relativos más baratas. El problema normalmente con esto, es que los ciudadanos comunes y corrientes, rara vez observamos este efecto benéfico, ya que la mayoría de las empresas que exportan desde México son transnacionales y lo único que nos dejan son salarios (ellos se quedan con las ganancias). Hablando de salarios, en Ciudad Juárez, cuna de la industria maquiladora, los salarios pagados son simplemente paupérrimos, particularmente para la masa de trabajadores clasificada como operarios, quienes son la gran mayoría (su salario oscila entre 100 y 250 pesos diarios). Para ellos, como a muchos en el resto del país, la depreciación y el consecuente incremento de las exportaciones es cosa fantasmal, ya que no lo perciben en incrementos salariales y por ende en mejora de su nivel de vida.
Pero recuperemos el lado positivo de la depreciación, gracias a ella, las remesas que mandan nuestros paisanos en USA se vuelven más importantes, se puede comprar más con ellas y esto es precisamente lo que evita que nuestra economía se desplome plenamente. Lo que sostiene nuestra economía, es el trabajo de los mexicanos en Estados Unidos de Norteamérica, lo que hacen en otro país, no lo que hacen en el nuestro. Porque nosotros en treinta años o más, simplemente hemos sido incapaces de brindar condiciones productivas aquí.
Sigamos con los ganadores de la depreciación. El sector turismo, o las empresas y personas dedicadas a estas actividades, ya que los extranjeros que vienen a nuestro país, arriban cargados de dólares los cuales ahora pueden comprar más. La depreciación los motiva a venir y consumir nuestros productos y servicios de ocio y esparcimiento en playas, montañas y ciudades coloniales. Este es otro factor que evita el desplome de la economía.
Como habrá notado hasta aquí, toda decisión en economía como en la vida, tiene costos y beneficios, así como puntos intermedios. En el caso de la frontera norte, desde donde escribe su servidor, muchos paisanos trabajan en el sur de los Estados Unidos de Norteamérica, ellos también ganan ya que su ingreso al retornar a nuestro país se ha incrementado y lógicamente al percibir esto, incrementan sus gastos aquí (de hacerlo al norte del Río Bravo, de nada nos sirve y temo que muchos así lo hacen, sobre todo cuando veo las largas filas de autos en el cruce fronterizo, a pesar de la depreciación, en fin, esto da para otra nota en el blog en el futuro). Pero aquí también viene lo negativo, todos los que ganan, presionan, demandan, por lo que hacen que los precios suban y esto afecta a quienes no están percibiendo ingresos en dólares o no forman parte de un sector beneficiado por la depreciación. Al final los costos de la depreciación pueden resultar mayores que sus beneficios. Las cosas serían menos malas si fuéramos un país de productores, fabricantes, diseñadores, inventores e innovadores, no lo somos y por ahora no puedo agregar más. Si tienen tiempo les invito a descargar mis libros, en la sección respectiva, son un poco técnicos, pero seguramente les serán de ayuda.
Regreso al dólar, los efectos negativos son para las empresas mexicanas, tanto en su estructura de costos, como en su deuda. Sobre este último punto, con información de El Universal, se sabe que la deuda total de las empresas que cotizan en la BMV ha aumentando, los corporativos con mayor presión son: Alfa, Alpek, América Móvil, Asur, Bimbo, Elektra, Femsa, Grupo Carso, Grupo México, ICA, Coca Cola Femsa, Genomma Lab, Mexichem, Pinfra y Televisa. Esta misma fuente informa que producto de la depreciación empresas públicas como Pemex están perdiendo ingresos, lo mismo que privadas, particularmente en el sector de telecomunicaciones, donde una buena parte de los equipos son importados. En conclusión, cada que usted vea que nuestra moneda se deprecia con respecto al dólar, considere que es algo crítico y que debe mantener prudencia en sus finanzas personales, ya que muchos de los productos que consume, seguramente subirán de precio.
¿A qué se debe la depreciación? Es resultado del contexto internacional, en una economía globalizada e interconectada, nos afecta todo lo que ocurra en otras latitudes, aunque algunas situaciones más que otras. La depreciación ha sido producto del alza en las tasas de interés en los EUA, también de la caída en los precios del petróleo, del débil crecimiento económico de México, de la desaceleración de la economía China y por supuesto de la ola criminal que desde hace algunos años azota el país. Nuestra moneda es por decirlo de alguna forma "fea" y nadie la quiere, los inversionistas buscan a la más "bonita": el dólar, pero también a la que ahora es el refugio más seguro para ellos. Al demandarse dólares, sube su precio con respecto a otras monedas, particularmente nuestro peso (se deprecia).
Atendiendo lo que he indicado, no avizoró que las cosas mejoren en lo que resta del año, es probable que la depreciación continúe. Digo esto porque estoy seguro que los americanos incrementarán nuevamente la tasa de interés de referencia, que la economía mexicana seguirá estancada y que la economía China proseguirá desacelerándose, a lo que se suma la incertidumbre por las pruebas nucleares en Corea del Norte y la ola de terror en Oriente Medio. No será un buen año para el tipo de cambio peso/dólar. No quisiera imaginar un tipo de cambio mayor a los 18 pesos por dólar, pero puede ocurrir que en algunos meses supere esta barrera, sobre todo si no existe una respuesta oportuna de nuestras autoridades.
En México, la principal autoridad responsable del manejo del tipo de cambio se llama Banco de México, un organismo autónomo del gobierno federal que tiene la obligación de usar las reservas internacionales para colocar dólares en el mercado; es decir, incrementar su oferta, para que ante la demanda creciente, el tipo de cambio no se desborde. Hasta el momento ha actuado, conteniendo la paridad, pero sin regresarla a niveles previos a agosto del 2013, cuando rondaba los 12.87 pesos por dólar. Quiero aclarar, que en virtud de esto Peña Nieto no tiene mucho que ver con la depreciación observada, aunque podría hacer algo para minimizarla, como reducir el rubro de gasto en burocracia e incrementarlo en inversión o bien establecer una política de seguridad pública efectiva que cambie la imagen internacional que se tiene del país o realmente transparentar todos los procesos de gestión del gobierno federal y asignar cargos en base a competencias, eliminando favores personales o relaciones de compadrazgo.
Dejando de lado mi anterior desvarío del tema central, debo aclarar que las autoridades están permitiendo que sea el mercado (la oferta y la demanda de dólares) el que ajuste la paridad, no desean intervenir de forma radical, porque argumentan que aun no ha existido un traspaso de la depreciación a los precios. Con información que ellos tienen, la inflación está en el marco de sus expectativas, por debajo del 3% anual. Pero estoy seguro que usted no piensa lo mismo, ya que constantemente observa que su salario se estanca mientras que los precios de lo que compra crecen de forma desproporcionada. En muchos estados del país se han incrementado los precios del transporte urbano, legumbres, carne, productos electrodomésticos, vivienda, comida procesada, todo sube, menos lo que usted gana. Aunque a decir de algunos analistas como Macario Schettino, también se han presentado reducciones de precios en el servicio telefónico, lácteos y huevos, energía, así como gasolina. Usted decida quien tiene la razón, si los que creemos que ya se observa, pero no se registra un incremento inflacionario o los que como Schettino afirman que las cosas no están tan mal y que tendemos a exagerar lo que ocurre en la economía a raíz de la depreciación.
Los resultados económicos de los últimos treinta años no son halagadores, no sorprende la inestabilidad actual, este es el tipo de economía que tenemos y el modelo que se privilegia, en la academia lo llaman "neoliberal", término que no me gusta mucho porque comparto una buena parte de la agenda liberal, pero que sirve para indicar la extrema desigualdad existente en el capitalismo, donde ganan más, mucho más, los capitalistas, mientras que los trabajadores se quedan con una pequeña parte del pastel (obviamente estoy haciendo declaraciones muy generales, ya que existen trabajadores que ganan salarios realmente importantes, piense por ejemplo en el gerente de una empresa como Televisa o grupo financiero Banorte).
En lo que resta del 2016 anticipo que la depreciación continuará a un ritmo constante, hasta cerrar el año con un valor cercano a los 19 pesos por dólar. Además veremos como se traslada a los precios. Las autoridades reaccionarán tarde y mal, particularmente reducirán abruptamente el monto de las reservas internacionales. A lo que se sumará una economía que continuará sin crecer adecuadamente, estimo que lo haremos en 2016, entre 1.7 y 2.0%. Lo que redundará en una débil generación de empleos, presionando aun más los problemas que vivimos de informalidad, subempleo, delincuencia y por supuesto pobreza. Lamento tener que dar malas noticias, desearía vivir en otro país, pero así son las cosas. ¿Qué hacer? Tenemos algunas propuestas, publicadas en artículos y libros contenidos en este sitio, el problema es que para quienes toman decisiones esto parece no importarles. Algo extraño, el gobierno federal me paga para realizar éstas investigaciones, pero ese mismo gobierno hace caso omiso de lo que publico, cosa rara o quizás no tanto cuando se entiende la lógica de operación de nuestras instituciones.
Espero que estos apuntes le sean de ayuda, como siempre quedo a sus órdenes, me despido porque el tiempo es económico.
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Ab Flores (miércoles, 20 enero 2016 00:52)
Dr. Sánchez, reciba un grato saludo.
Desde hace algún tiempo he seguido sus entradas como parte de una invitación por medio de Yammer, y déjeme comentarle que me parecen de gran interés, y principalmente, muy fáciles de entender.
Me parece muy importante que se pueda dar a conocer a la comunidad estudiantil, y de hecho, a todos aquellos que puedan leer esta entrada, una explicación acerca de lo que esta pasando en la actualidad(en temas de economía). Pero, el día de ayer escuchaba en el canal de la UACJ que al finalizar el 2016, el peso frente al dolar terminaría aproximado a $21.00 y que al termino del sexenio (que estamos viviendo) podríamos vivir una devaluación del peso como la ocurrida en 1994; me gustaría saber cual es su opinión y/o investigación respecto a ello.
Muchas gracias de antemano, y un gran saludo.
Ab Flores
Isaac Leobardo (miércoles, 20 enero 2016 13:15)
Estimado Ab:
¡Gracias por la lectura! Las declaraciones imagino que fueron las mías, en una entrevista en el noticiero de la universidad. Te comento que en esta página están los trabajos que he publicado de investigación, a partir de los cuáles hago mis comentarios, en la pestaña de "Publicaciones". Respecto a la coyuntura económica y la crisis de fin de sexenio, estoy por sacar un documento para un público amplio que presentaremos en el programa de economía de la UACJ ante los medios la próxima semana.
Mando mis mejores deseos.
P.D. El pronóstico del tipo de cambio lo tuve que cambiar porque en cuestión de días el escenario se tornó negativo.